Siempre me ha costado entender la lógica de por qué a la gente de muchos países le importa tanto su selección nacional. Qué tiene el fútbol que sea tan importante? Luego de leer sobre el origen de muchas de las selecciones nacionales sudamericanas he venido a comprender que el juego del fútbol es un medio por el que se transmiten muchos sentimientos nacionalistas. Es un campo de batalla dónde la victoria de un bando depende de la derrota del otro. El estadio de fútbol es una zona de guerra en la cuál un país trata de demostrar su superioridad a otro.
Contrario a las naciones europeas, las naciones sudamericanas siempre han tenido un complejo de no haber logrado la modernidad de sus antiguos colonizadores. Siempre han sentido que están atrás y que sus instituciones son muchísimas más débiles que las de Europa. Con el fútbol, sin embargo, se les abre la posibilidad de competir de una manera directa con tales naciones para así reivindicar su identidad nacional. Como Maradona explica en el documental Maradona por Kusturica, los partidos que Argentina jugaba contra Inglaterra eran muy cargados políticamente ya que los Argentinos tenían muy presente la pérdidas en la guerra de las Malvinas. En el caso de Colombia en los años 90, la selección nacional enorgullecía tanto al pueblo colombiano porque presentaba a Colombia desde un foco positivo en un tiempo dónde el país era solo reconocido por ser el narco-estado de Pablo Escobar.
En fin, el fútbol es como un atuendo y la Copa Mundial como una gala. Para esta gala tan importante uno quiere ponerse el mejor vestido que tenga para hacer que los demás países tengan una impresión positiva de uno. El atuendo que te pongas no va a esconder todos problemas que tengas en tu casa, pero por lo menos te da la oportunidad de presentarte al mundo de una forma distinta. Y en países con tanto caos político quien no quisiera tener la oportunidad de crear una mejor segunda impresión? Quien no quisiera tener la oportunidad de ir a un estadio y gritar: ¡Que viva mi país! Viva meu país! Vive mon pays!