El Futbol a Sol y Sombra, del escritor uruguayo Eduardo Galeano, es uno de los libros sobre futbol más elogiados en la actualidad. Más que hacer una exposición de los detalles técnicos del juego (forzando al lector a repasar listas de interminables de nombres, fechas y estadísticas), Galeano nos presenta 150 relatos cortos sobre el futbol. Contando con temas tan amplios como “El Estadio” o “La Pelota”, y tan específicos como “Gol de Atilio”, estos fragmentos nos ofrecen una idea general sobre la historia del balompié. Pero tal y como la “Confesión del Autor” aclara, estos fragmentos también son un relato biográfico de la historia del juego visto a través de los ojos de Galeano, quien se enfoca en aquellos eventos importantes que dieron forma a su comprensión del futbol.
Andi Thomas, quien escribe sobre futbol para sbnation.com, elaboró una excelente reflexión sobre la importancia de El Futbol a Sol y Sombra después de que Galeano falleciera a los 74 años.
Conforme lees este libro, podrías considerar buscar videos sobre algunos de los goles o incidentes relatados; también puedes buscar entre los anteriores posts de este blog, los cuales incluyen videos de algunos de los goles descritos por el propio Galeano.
Estudiantes, al leer la primera mitad del libro de Galeano esta semana para “Soccer Politics”, elijan su relato favorito y analicen su estilo y estructura en la sección de comentarios de este post. ¿Por qué el relato que elegiste resulta revelador, divertido o conmovedor? ¿Puedes encontrar otra información sobre el incidente o jugador que el autor está describiendo? ¿Cómo es que este relato te permite pensar o ver al soccer de una manera diferente?
Por favor, publica tu respuesta a este post antes de las 5 p.m. del miércoles 24 de enero.
Mi capítulo favorito que he leído en El Futbol a Sol y a Sombra es “El estadio.” Aunque es bien corto, tuvo un impacto grande en la forma que pienso sobre la cultura de fútbol y la relación entre los jugadores, los aficionados, y el espacio geográfico. Aparte de los jugadores y entrenador del equipo, el estadio se convierte en el paradigma de camaradería, el lugar donde las personas más dedicadas se congregan entre multitudes de codos y pies y gritos para ver otro partido temporada tras temporada. El estadio es el punto focal para encontrarse con otros, para divertirse, y para crear las memorias.
Galeano nos pregunta si hemos estado en un estadio vacío alguna vez en la vida. La yuxtaposición de una cancha sin jugadores y un tribunal sin personas con un estadio lleno de vida y emoción es impactante. “No hay nada menos vacío que un estadio vacío. No hay nada menos mudo que las gradas sin nadie,” él dice (20). Sin embargo, estadios vacíos todavía son capsulas de memoria, conteniendo generaciones de los partidos más emocionantes en la historia del equipo. Ahí, todavía se escuchan los “fantasmas de juegos del pasado,” el júbilo de la victoria, y la tristeza de la perdida.
Pero, aunque tenga una historia y leyenda increíble, hasta los estadios no se pueden escapar de los efectos de fuerzas como capitalismo. Un artículo reciente de CNN titulado “El Maracaná: un templo de fútbol en el abandono,” menciona el estado corriente de uno de los estados más famosos en Americana Latina, o quizás el mundo. Un esfuerzo de renovación de 500 millones de dólares condujo por Odenbracht ha resultado en un sitio sin uso, lleno de pasto muerto, grafiti por las paredes, siete mil asientos robados, y una deuda de 3 millones de reales brasileños por usos de energía. Un lugar que recibió 200 mil espectadores por un mundial en 1950, o donde Pelé metió su milésima pelota dentro un arco, todavía puede ser cerrada y abandonado, dejando sus fantasmas corriendo por la cancha, con nadie con quien jugar.
Me gusta el capítulo que habla del Ídolo porque nos recuerda que fútbol es un deporte en que los mejores jugadores vienen frecuentemente de la pobreza. En los Estados Unidos, es muy común que los mejores jugadores originen de las familias suburbanos en los clases medias y altas porque tenemos la política “Pay to Play.” Es fácil olvidar que los maestros del mundo vienen de las esquinas ocultados del mundo, sus orígenes viniendo de las calles y canchas de polvo.
La próxima parte discute el arte que presentan los ídolos cuando están jugando. Galeano describe que “la pelota lo busca, le reconoce, lo necesita. En el pecho de so pie, ella descansa y se hamaca.” Este pasaje es interesante porque personifica la pelota como es un organismo que es más o menos viviendo y un poco salvaje, pero el ídolo puede interactuar con la pelota en una manera que la doma.
Al final, nos da cuenta que la carrera/vida futbolista del ídolo es finito. Pero en mi opinión, los ídolos son diferentes de los jugadores normales. Cuando los jugadores normales terminan sus carreras, nada mucho pasa. Pero cuando un ídolo se jubila porque han transformado “desde el fulgor hasta el apagón,” es una lástima porque el mundo le ve el jugador como un lisiado. En mi opinión, no es una lástima; este proceso es normal e inmediatamente después de sus jubilaciones, debemos celebrar sus carreras y sus legados.
El relato que mas me intereso de la primera parte fue el relato del fanatico. En este relato, Galeano describe el fanatico como un “hincha en el manicomio”, que me pareció una manera ingeniosa. Esa frase es una que es graciosa y apropiada para el comportamiento de un verdadero fanático. En este relato, Galeano efectivamente captura la apariencia, los hábitos y la mentalidad de los fanáticos desde la cara pintada con la bandera del club en mano hasta el odio hacia los fanáticos y los jugadores del otro equipo. Un fanático se divierte no solo con el partido que esta viendo sino también las interacciones con otros fanáticos ya sean del mismo equipo o diferentes. Para el fanático no solo es el juego sino también el medio ambiente. Esta descripción que emplea Galeano es la razón que este relato es mi favorito.
El relato más interesante para mí fue sobre el gol. En mi opinión los goles pueden ser tan infrecuentes que un gol dentro de los primeros minutos de un partido puede ser la diferencia entre los dos equipos jugando cuando termina el juego. No hay mejor sentido que cuando ves al balón abultado en la red, confirmando que tu equipo favorito ha marcado gol. Los goles marcados causan tantas celebraciones de tantos grupos: los jugadores en el campo se abrazan y se tiran bailes de vez en cuando, los fanáticos brincando, gritando y cantando los himnos del equipo, y los comentaristas latinoamericanos gritando y repitiendo el canto largo de “gooooool!” o el escocés Ray Hudson orando a Messi como si fuera un dios. Para mí, marcar gol tiene Cuando yo jugaba en la escuela superior, jugaba en la defensa y tenía pocas oportunidades para marcar goles. Pero en mi cuarto año, en uno de los últimos partidos que jugué, al fin marqué mi primer gol y nunca me olvido de las felicitaciones que recibí de mis compañeros y del entrenador. Por eso, me conmuevo cada vez que veo un gol durante un partido televisado, porque me acuerdo de este gran memoria y conozco el sentido que tiene el jugador que ha marcado.
Me interesé mucho el capítulo del árbitro. Normalmente, durante un match, no se presta atención al árbitro y cuando se nota al árbitro se lo odia por sus decisiones. Sin embargo, este capítulo le describía como un humano quien comete errores, pero quien tiene una historia, una familia, y sentimientos. Por eso, me lo parecí ser un análisis único que reta al lector a pensar en al árbitro en una manera más matica. Galeano explique que aunque “es evidente que le encantaría jugar,” el árbitro “es el único que está obligado a correr todo el tiempo.” Galeano describe el árbitro como una persona quien solo quiere formar parte del juego de futbol, quien trabaja tan dura para hacerlo, y quien “aguanta insultos, abucheos, pedradas, y maldiciones” por hacerlo. Si siempre se había pensado en el árbitro como una fuerza mala contra su equipo favorito, pensar en lo como humano es un cambio enorme.
Mi relato favorito de esta primera sección de Galeano tiene que ver con los estadios. Aunque es pequeñito, a mi me gustan mucho las ideas sobre los edificios–o quizás los catedrales si seguimos la metáfora religiosa–del fútbol. Como mencioné en clase ayer, tuve unas experiencias increíbles en Madrid cuando fui a unos partidos de la Liga de Campeones en el Bernabéu y el Vicente Calderón. La experiencia de entrar el estadio, ver unos de los teatros del fútbol más impresionantes, y oir todas las canciones del partido causó que el estadio pareciera como algo más de un edificio. Esta sección empieza preguntando si el lector ha visitado una vez un estadio vacío, a causa de que la sensación es muy raro. Otra vez, se puede ver una conexión entre los sonidos, canciones, espectadores y la experiencia y concepción del fútbol en total aquí como vimos en la película de Zidane. Galeano conecta varios estadios famosos, como Wembley en Inglaterra, el Maracaná en Brasil, y el Camp Nou en Barcelona, con sus voces, que para él son las memorias de eventos o partidos increíbles en sus pasados. La voz de Wembley consiste en los gritos después de la Copa Mundial de ’66, el Maracaná en la tristeza de la derrota brasileña, y el Camp Nou en su alma catalana. Este proceso de vincular el estadio con los eventos del pasado da vida a los edificios, un proceso de personificación que da carácter a los catedrales del mundo del fútbol. En incluir el estadio del rey Fahd en Arabia Saudita, Galeano quiere que entendamos que el alma del estadio consiste en los eventos conmemorados para siempre en la historia, no en la grandeza física y material del estadio en si mismo: no es solo piedra, mármol, y oro: vive a través de su historia.
Mi relato preferido en la primera parte de A Futbol a Sol y Sombra es “El Estadio,” en cual Galeano escribe sobre la importancia de los estadios de fútbol por todo el mundo. Lo que inicialmente me llamo la atención fue la mención de la Bombonera en Buenos Aires, Argentina. Mi familia entera es fanática de los Boca Juniors, así que afortunadamente hemos podido ver algunos de sus juegos en vivo. Recuerdo vívidamente estar en ese estadio, rodeada por miles y miles de fanáticos vestidos de azul y amarillo. Cuando tenía apenas diez años me acuerdo tener que taparme los oídos porque los gritos y los cantos eran demasiado fuertes. Cuando Galeano escribe, “no hay nada menos vacío que un estadio vacío. No hay nadie menos mudo que las gradas sin nadie” (20), me hizo pensar en como se sentiría estar sola en la Bombonera, sin gente gritando y cantando. Este pensamiento me ayudó entender porque el estadio es tan importante para el juego del futbol. Sin gente cantando, aunque estén apoyando o oponiendo algún equipo, los estadios llenos de pasión influyen mucho a los jugadores. Galeano menciona muchas instancies en cuales los sentimientos en ciertos estadios nunca serán olvidados. Por ejemplo, el menciona que “en Wembley suena todavía el griterío del Mundial del 66, que ganó Inglaterra, pero aguzando el oído puede usted escuchar gemidos que vienen del 53, cuando los húngaros golearon a la selección inglesa” (20). Después de investigar un poco, descubrí que Hungría le había ganado a Inglaterra en el año 1953 en lo que se llama ahora “el partido del siglo.” Aunque Inglaterra ganó el mundial en el año 66, el partido contra Hungría siempre será parte de la historia del futbol Británico y especialmente en el estadio Wembley. Estas son algunas razones por las que elegí “el estadio” como mi relato preferido en A Futbol a Sol y Sombra.
La figura más interesante para mí en la cancha de fútbol es el arquero. A pesar de que no me puedo relacionar mucho con un arquero (cuando yo jugaba fútbol competitivo siempre era delantero o mediocampista), me encanta ver las cosas desde su perspectiva. Los arqueros son la última línea de defensa, que literalmente se posicionan en la línea que marca un gol. Igual, se paran separados al resto de los jugadores; cuando su equipo mete en gol celebran solos; se visten con uniformes de colores distintos al resto de sus camaradas. Los arqueros pasean solos en una jaula delineada por dos postes y unas líneas blancas en el pasto. Son los verdaderos defensores, los que protegen el arco con todo – hasta sus manos. Por eso son tan especiales los arqueros. Juegan un deporte ajeno, donde se agarra, se desvía, se puñetea, y se tira el balón todo con unas extremidades olvidadas por los otros jugadores. Pero, como explica Eduardo Galeano en “El Futbol a Sol y Sombra,” reciben muy poca recompensa por sus esfuerzos. Los arqueros se lanzan por todos lados, sacrificando el bienestar de sus cuerpos por un arco vacío. Juegan solos contra la oposición porque nadie más puede ayudarles en su trabajo. Igualmente, no reciben mucha gloria, pero si son capases de recibir toda la ira y el odio de sus supuestos hinchas. Robert Green, por ejemplo, fue ridiculizado por no solo Inglaterra, pero por todo el mundo tras dejar entrar un gol débil de Clint Dempsey (EEUU) entre sus manos en la copa mundial del 2010. Fue el momento definitivo de su campaña mundial, a pesar de que jugó muy bien en el resto del partido e hizo muchos paros claves. Por otro lado, hay que conceder que si hay arqueros muy celebrados; Buffon, Cech, Casillas, Neuer son unos cuantos de ellos. Pero estos casos son demasiado infrecuentes. En las canchas de los colegios, los arqueros siempre son los últimos elegidos, los peores jugadores que no tienen más remedio que jugar con las manos en vez de los pies. Intentaremos apreciarles un poco más por el trabajo que hacen, por el reto que enfrentan, y por el rol tan importante que juegan en un verdadero equipo.
En el primer parte del libro de Galeano, me interesó mucho el capítulo del árbitro. Los árbitros siempre han sido un enfoque para mí en los deportes. Como expliqué en la clase de hoy, mi abuelo fue árbitro con el NFL por algunos 25 años, y mi tío ya es arbitro con el Big Ten para el fútbol americano. Por eso, siempre he estado interesado en el rol de los árbitros en los deportes.
Varias citas de Galeano me llaman la atención. Como punto de partida, el autor dice que el árbitro es un “abominable tirano.” Obviamente, se escribe este sentimiento desde el punto de vista de un aficionado. Aún para mí, un hombre que viene de una familia de árbitros, los árbitros pueden llevar esta personalidad. Yo soy culpable de abusar los árbitros, especialmente durante los partidos importantes. Pero ¿por qué lo hacemos? Ellos son objetivos; no tienen favor de un equipo sobre el otro. Tienen que saber todas las reglas en detalle, así que saben más que nosotros del juego. La respuesta a esta pregunta, en mi opinión, viene de una cita que viene un poquito después en el capítulo, que los árbitros son el dictador en una “dictadura.” Es decir, lo que dice el árbitro es la ley. No importa si todos los demás opinan que habían una falta. Si el árbitro dice no hay falta, entonces no hay falta.
Así que hay mucho preso en las vidas de los árbitros. Si hacen una decisión equivocada, aún si fuera la primera decisión incorrecta en su vida, se puede destruir su reputación. Debido a lo anterior, es importante recordar que los árbitros son humanos. Ellos van a cometer errores, y puede aparecer que esta error puede resultar en una pérdida para su equipo preferido. Sin embargo, hay que recordar las errores cometidas por el equipo durante el periodo del partido. ¿Qué pasó con el pase errante cometida por el defensor que resultó en el primer gol, o la falta de concentración por el delantero cuando recibió un pase perfecto y no marcó? Siempre buscamos un chivo expiatorio, y no queremos dar la culpa a nuestros propios jugadores. Entonces, hay que ser que el árbitro fue injusto! Fue su culpa!
Todos nosotros hemos abusado al árbitro una vez. Si no, entonces no has mirado los deportes. Aunque sí probablemente voy a continuar a abusar los árbitros en el futuro, es importante considerar su humanidad. Los árbitros sí son humanos y sí pueden cometer errores. No obstante, debemos recordar que no solamente son seres con sentimientos reales pero son expertos con un conocimiento de las reglas experto. En suma, déjenles respirar!
Mi relato favorito es el de ‘el hincha,’ en cual Galeano escribe sobre los aficionados del futbol y de cada equipo. La imagen que pertenece a este relato me encanto; Galeano asocia a el hincha de cada club con un grupo religioso que adora al equipo que sigue. La imagen es un grupo de personas, diez en total, con balones de futbol como cabezas, vestidos como padres. La persona de mero enfrente del grupo esta levantando una cruz, cual todos adoran. Para mi, me dio mucha risa esta imagen, pero tambien me dio escalofrios al ver la imagen y leer lo que escribio Galeano sobre el hincha. Yo soy un gran fanatico de los Rayados de Monterrey y he visto como la gente actua, a veces hasta yo tambien, actua como Galeano lo describe, como seguidores de una fe. Cuando juegan los Rayados, yo digo, “hoy ganamos,” o “hoy jugamos mejor que los rivales,” lo cual menciona Galeano. La gente, segun Galeano, se incorpara al equipo cuando habla de ellos. La gente celebra las victorias y la gente llora despues de derrotas. Como mucha gente con una religion, el hincha pone al equipo como una prioridad en su vida. A mi me gusta decir que soy parte de el hincha de los Rayados; no me perdi nungun partido de los Rayados el semestre pasado, hasta vole a Monterrey para ver las dos finales que jugaron en Diciembre.