Catorce mil millones de dólares estadounidenses. Éste es que costó a Brasil (enlace en portugués) a albergar el Mundial de 2014, la cantidad más alta de la historia de la competencia. Para comparar, los juegos olímpicos de Beijing de 2008, un espectáculo de 28 deportes y 302 eventos, costaron US$8 mil millones.
¿Y que resultó de esta inversión masiva en infraestructura deportiva y cívica? Según algunas economistas, nada sino deudas y expectaciones no satisfechos.
Por ejemplo, en un articulo publicado en la Revista de Economía Africana, investigadores aseguran que la nación de Sudáfrica pagó un promedio de $13,000 por turista extranjero que visitó durante el mundial de 2010 y en el año después; mejor dicho, es improbable que los gastos de los turistas sobrepasaren el coste de atraerlos en el primer lugar. Es más, en Brasil FIFA generó $2 mil millones de ingresos por el torneo, pero la nación brasileña recibió impuestos pagados para hoteles, comida y los otros gastos de asistentes para cubrir su inversión en estadios, redes de transportación y cosas así. En fin, el Mundial gana beneficios solo por FIFA, no los anfitriones.
Dado esta situación, parece ilógico a luchar tan duro para este evento, pero sin duda albergar el Mundial es un buen honor en la mente de muchos lideres. Como escribe Max Ehrenfreund en The Washington Post, este “derroche de recursos” también trae beneficios no cuantificables. Por ejemplo, el proceso de hacer lobby por el Mundial eleva el estatus del país, y las preparaciones para ello genera “orgullo nacional”, representado por un reloj que cuenta los días hasta el torneo mostrado por el Daily Mail del Reino Unido. Además, el torneo se usa para inspirar proyectos de mejorar infraestructura, como sistemas de autobuses en Rio de Janeiro y otras ciudades.
En fin, albergar el Mundial es gastar cantidades ridículas de dinero para obtener resultos económicos ambiguos pero también un crecimiento de capital social, lo que no se puede valorar en términos monetarios.
Gran idea del blog Tom! Estoy completamente de acuerdo. Me pregunto lo que un ciudadano de Brasil hizo comentarios sobre estas ideas. beneficios incuantificables son tan difíciles para medir. Creo que no podemos entender los beneficios cualitativa de organizar de la Copa Mundial, a menos que somos una parte de la nación anfitriona.
Hola Tom,
En tu artículo propones un tema muy interesante y controversial que ha sido muy común en los últimos años. Evidentemente, los costos de acoger un mundial son excesivamente grandes y en la mayoría de las ocasiones son mayores que los beneficios tangibles. Es precisamente en el aspecto tangible que creo que dejas de mirar los beneficios de acoger un evento del fútbol. Si bien tangiblemente probablemente trae un impacto económico negativo para el país, intangiblemente, en otros aspectos como el desarrollo de la cultura alrededor del futbol, la promoción del deporte, la exaltación al patriotismo, y otros diferentes factores que no son tangibles, son quizas uno de los beneficios que muchas peronas dejan de mirar. En un caso especifico, como fue el de Colombia con el Mundial Sub 20 en 2011, se puede ver que si bien evidentemente el costo tangible del evento fue mayor que los beneficios tangibles, los beneficios intangibles del evento pueden probablemente nivelar la balanza haciendo de éste evento algo muy positivo para el país. Uno de los mayores beneficios que trajo el Mundial Sub 20 para Colombia, fue la eliminación de las barreras de separación entre la cancha y la tribuna, promoviendo un gran avance en la cultura del futbol en Colombia, donde el hinchas debían tomar la decision de no invadir la cancha por su propia convicción y no por una división física.