Ernesto is from a city located a couple hours outside Hidalgo, Mexico. Ernesto was never really fond of going to school as a child. His father would always tell him “Si no le gusta la escuela, trabaja,” or “If you don’t like school, work.” After high school, Ernesto decided he was finished with his studies and chose to work with his father. Working alongside his father, the two would construct whole houses built from concrete or brick. Ernesto would lay down the brick or the concrete, and his father would paste. For the most part, it would be just the two of them working on houses, with others joining them on some occasions. Although only working with his father for a year, the majority of what Ernesto learned about constructing different parts of the house came from his time working with his father.

Ernesto worked solo in Mexico for 12 years after working alongside his father. Working alone, he had the opportunity to work with the makers of the concrete, drywall, and other building materials. Ernesto found his work through friends and ‘door to door’ sales. To get to his jobs, he would travel on bike. Ernesto enjoyed working in Mexico, however there was little money to be made there. That’s when he looked to the United States. While Ernesto was still living in Mexico, he had a cousin in the United States. As they talked, his cousin let Ernesto know that there’s work available for him in the US.

Ernesto has now been in the United States for 25 years and has made a home for himself here in Durham. Since coming to the United States, his work has been mainly painting. As someone who loves to draw, it’s easy to see Ernesto’s love for his work as a painter. Ernesto says once coming to the United States, he became a pintor todo, a painter of everything, as he’s worked in houses hospitals, houses, schools, and all types of other projects. He takes pride in every project he does, especially the work he does in his own home. Ernesto works all around the Research Triangle area and beyond, traveling as far as Greensboro for work, leaving home from work at 8:00 in the morning and often returning home as late as 9:00 that night. Ernesto works every day except Sunday, which he saves for church and spending time with his family. One big problem that Ernesto sees in his profession is the pay difference between Latino workers and American workers. For Americans, he says, they pay more for the same job, even though they’re often slower and less thorough than if a Latino were to do the job.

After 25 years, Ernesto still enjoys living in the US, however he feels that at times he lives with fear. I asked Ernesto if he’s ever wanted to be vocal about his feelings toward treatment of Latinos in the US, and he responded with “this is not my citizenship. I am here because I like it here. I’m not here to look for problems.”

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Desde el estado de Hidalgo, México, tres horas sur de la Ciudad, donde vive casi toda su familia todavía, Ernesto es un hombre alegre con una actitud desenfadada hacia la vida y un pintor orgulloso. Ahora el pintor lleva 25 años aquí en la Carolina del Norte, y vive con su mujer, Sandra, en una casa hermosa en Durham. Ernesto habla orgullosamente de su profesión, y su pintada extiende en su casa: durante nuestra primera conversación, descubrimos que él había pintado el techo y aplicado mancha al piso el día anterior. Ernesto trabaja principalmente en Durham y Greensboro, en las escuelas y hospitales; casas y universidades. Desde lunes hasta sábado, Ernesto puede trabajar 12 horas cada día, que es naturalmente muy fatigante y significa que Ernesto tarda su tiempo libre para descansar y pasar tiempo con su mujer.

A Ernesto le gusta su trabajo, y a sus clientes les gusta también. Ernesto tiene un patrón que le da trabajo diariamente. Ernesto habla muy bien de su patrón, que también es hispano y contratista en la construcción. Ernesto trabaja bajo un acuerdo contractual con su patrón, que paga Ernesto aun cuando no pueda trabajar (que pasó cuando le dolió el hombro recientemente y no podía trabajar por una semana). Los horarios son intensos, pero Ernesto no se queja de su trabajo, aparte de que no recibe mucho dinero para los gastos adicionales, como la gasolina. Además, Ernesto tiene su propia clientela informal. Comienza con una recomendación de un amigo de un amigo, y pues Ernesto gana la confianza de su cliente con su trabajo preciso y riguroso, y está recomendado otra vez. Es cómo conocimos a Ernesto – Ernesto fue recomendado al director de este proyecto, que le contrató al pintor. En los Estados Unidos, Ernesto ha sido “pura pintura” y es muy conocido de las logísticas y específicas de la pintada. Durante nuestro tiempo juntos, nos dijo de las pinturas mejores, el tiempo necesario para la pintura secar, las practicidades de un proyecto grande, y las varias etapas en una renovación.

No obstante, a pesar de su conocimiento vasto de la pintada, Ernesto no siempre ha sido pintor. No le gustó mucho la escuela, y terminó sus estudios a 15 años en México para que pudiera trabajar. Trabajó con su padreen construir las casas personales del concreto y ladrillo cerca de su ciudad natal: Ernesto llevaba los ladrillos, y su padre los pegaba. En esta época, el pintor aprendió cómo construir cada parte de la casa en el trabajo, con su papá como instructor. Fue un trabajo difícil físicamente, pero también relacionalmente porque existió un dinámico incomodo entre padre/jefe, e hijo/empleado. A Ernesto no le gustó mucho este trabajo, porque él no podía dudar nunca a su padre porque no podía irrespetar su mayor. Ernesto solía pelear con su padre, y, después de un año, comenzó trabajar solo. Trabajó solo por doce años en Mexico, y, en esta época, tomó la oportunidad para trabajar con el creador del concreto/cemento, edificando muros, pisos. Consiguió trabajo por sus amigos, o de puerta en puerta, y, sin un carro, solía viajar por bicicleta para ir a los trabajos, no más que una hora desde su casa. Ernesto disfrutó su vida en México, pero ganó poco dinero. Con un primo en los EEUU, organizó un plan para moverse al norte, y aquí conversamos, en Durham, Carolina del Norte.

Ernesto es el único miembro de su familia nuclear en los EEUU, y no ha vuelto a su casa mexicana desde que llegó aquí. Habla con sus padres y hermanos frecuentemente, pero la dislocación familiar y cultural puede ser difícil, y extraña a su familia. Para Ernesto, ahora su familia es su mujer, Sandra. También de México, ella lleva 21 años vivir en los EEUU, conoció a su esposo en una discoteca latina en Durham. (Ernesto nos dice en su inglés aprendido, ‘me I like dancing…everything’.) Sandra tiene mucha familia en Charlotte, que representa una familia sustituta para Ernesto. La casa de Sandra y Ernesto es muy tranquilo, parcialmente explicado por el hecho que no tienen hijos. De hecho, Ernesto no puedo tener hijos como un sobreviviente el cáncer prostático. Nos habla de su diagnosis y tratamiento con un valor controlado: comenzó en 2010 y, sin el seguro médico, tuvo que pagar gradualmente por meses para cubrir todos los gastos medicales. Fue un tiempo difícil en su vida, confrontado con la muerte, y definitivamente un recuerdo del regalo que es la vida.

Ernesto no mencionó su fe cuando hablando de su cáncer, pero es católico. Frecuenta una iglesia católica en Durham, la Inmaculada, que describe como ‘igual’ al catolicismo mexicano. ‘Mi religión no huelga con mi trabajo’, dice Ernesto: considera su fe y su trabajo ser ‘independiente’ de cada uno. Su iglesia tiene servicios ingleses y españoles, y la congregación representa una mezcla de la gente estadounidense e hispana. Ernesto comenta que hay una buena relación entre los americanos y latinos, una actitud que ve en el ambiente laboral también. ‘Todas las religiones, las respeto’, dice Ernesto, aunque él menciona que, a pesar de en la iglesia católica, ‘tu puedes bailar, tu puedes sonreír’, las otras iglesias parecen menos alegres.  Algun día, Ernesto quiere tener su propio trabajo/empresa.

–Noah Breuss-Burgess and Jarrett Smith